
Ante la debacle del sistema educacional cubano, la prensa oficialista intenta ocultar las causas, achacándosela al embargo económico de Estados Unidos. El sector que por muchos años fue utilizado por el gobierno para enaltecer los logros de la revolución, hace rato dejó de ser estandarte. En la búsqueda infructuosa de soluciones, el gobierno intenta imponer a los jóvenes la vocación pedagógica para cubrir el déficit de maestros. Pero los intentos por seducirlos chocan con las condiciones en que deben trabajar los profesores y la baja remuneración del empleo.
La situación de los profesores de la escuela primaria "Julio Sanguily", del municipio Güira de Melena, en la provincia Artemisa, ejemplifica parte del problema. Recientemente los metodólogos de educación a nivel regional orientaron a los docentes la impresión del libro de Educación Cívica. La falta del cuaderno imposibilita completar las clases de la asignatura, que trata sobre la construcción de la sociedad y el desarrollo de la familia.
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Los jerarcas del municipio de Quemado de Güines, en Villa Clara, al centro de Cuba, se la vieron difícil ante las madres de los estudiantes de la Secundaria Básica Delfín Sen Cedré. Y aún mucho más difícil se la vieron los del Ministerio de Educación.
Más de treinta madres de estos estudiantes se presentaron en la escuela, para quejarse, agitada y agresivamente, por el hambre que estaban padeciendo sus hijos, encerrados en las aulas durante más de ocho horas diarias, bajo prohibición, por reglamentos impuestas en el plantel, de salir en busca de los alimentos que no se les ponía a mano.
La bulla formada por estas madres atrajo a un numeroso público, que enseguida tomó participación en el asunto, gritándoles a los dirigentes, desde la calle, que todo lo que decían era mentira y que los estudiantes estaban desnutriéndose, pues la poca comida que les daban era además pésima.
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