Una columna de inspectores escolares invadió las escuelas en toda Cuba, el pasado lunes 27 de agosto. Los docentes y demás trabajadores del sistema de educación se reincorporaron después de un período de vacaciones en el verano. La bienvenida en las escuelas consiste en una inspección que muy poco o nada tiene que ver con la preparación para la buena enseñanza.
El objetivo de estos inspectores escolares se restringe a chequear la reincorporación de los docentes a las tareas determinadas por los jefes de la educación, y, sobre todo, a impartir las nuevas directivas de interés político que la burocracia ha trazado para el nuevo curso.
Estos funcionarios, provistos todos de una agenda debajo del brazo, la abren y comienzan a "bajar las orientaciones" que sus superiores les han dado, luego de recibirlas ellos de otros superiores instalados a un nivel más alto. Ni los directores escolares ni los maestros de cada escuela pueden decidir qué hacen, ni cómo actúan, de acuerdo con las necesidades reales del alumnado y sus planteles.
Los docentes y otros empleados de la educación empiezan a trabajar una semana antes del inicio de las clases. Pero la primera tarea es limpiar las aulas y el mobiliario de las escuelas, abandonadas al polvo durante las vacaciones.
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